Conocimiento del consumidor
El objetivo de
este capítulo es describir algunos mecanismos de identificación de los
requerimientos de los clientes de una organización, en relación con los
servicios, o productos que ella promete
proporcionarles.
La pertenencia
de las organizaciones a lo largo del tiempo depende en gran medida de como
satisfacen las preferencias de los clientes. Al respecto, conviene tener en
cuenta los modelos de calidad total que la American Society for Quality control
(ASQC) propone como las estrategias más adecuadas para garantizar dicha subsistencia a lo largo del tiempo, ya que por
medio de ellas se logran un acercamiento estrecho con los clientes y su lealtad
a las marcas e instituciones. La administración de la calidad total ha
adquirido varios significados, de los cuales podemos concluir que se trata de
una forma de administrar que permite alcanzar la satisfacción de los clientes y
que se basa en la participación de todos los miembros de la organización, a fin
de mejorar los procesos, los productos, los servicios y la cultura de trabajo. En
relación con el conocimiento de los clientes, exponemos a continuación los
pasos que deben seguirse:
·
Identificación
·
Conocerlos a fondo
·
Satisfacer sus expectativas y
si es posible, superarlas
·
Verificar su satisfacción
De hecho, la identificación
de los clientes requiere de apertura y disposición para prestar servicio y
escuchar las quejas, sugerencias y felicitaciones. La relevancia de la identificación
de los clientes radica en la optimización de energía y recursos para satisfacerlos.
En principio, existe un acuerdo universal de que hay dos clases de clientes:
los internos a la institución misma y los externos. Se entiende por clientes
internos a todas aquellas personas o departamentos de la misma organización que
utilizan nuestro producto, información y servicio, como un insumo para generar
los suyos propios. Por su parte, los clientes externos son las personas o
instituciones que, sin ser parte de la organización que los provee, usan
nuestros servicios, productos o información, sin importar si los emplean como
insumos para continuar su transformación o si son los destinatarios finales de
los mismos. Una vez de identificado quien es el cliente, conviene trabajar en
conocerlo a fondo. Cuanta más y de mejor calidad sea la información que
tengamos sobre él y sus expectativas en relación
con nuestro producto o servicio, más sencillo será orientar nuestras acciones
para satisfacerlo. De esta forma, aumentamos nuestras ventajas competitivas y
la probabilidad de lograr éxito como organización a corto y largo plazo.
Solo para
efectos de clasificación, podemos distinguir entre diversos tipos de clientes:
·
Volcánico
·
Afirmativo
·
Bromista
·
Hablador
·
Orgulloso
·
Silencioso
El cliente volcánico es impulsivo,
no disimula su enojo y lo manifiesta quizá, con gritos o incluso frases
agresivas, le gusta que le hablen directo y sin rodeos y rara vez pasa de las
palabras a los hechos. Aunque sus expresiones de enojo son de autodefensa, ya
que lo que trata es de ser escuchado y comprendido. Es preciso tratar con paciencia a una persona
enojada y que se sienta que tiene la razón. El afirmativo es el cliente que no contradice, dice que si a todo o
por lo menos no niega nuestros argumentos, pero no nos compra al momento de la
cierre de la venta. Es difícil conocer su verdadera opinión, rehúye las
discusiones, prefiere no entrar en conflicto y por eso asiente a los
argumentos, no conviene acosarlo porque se cierra más en sí mismo. El cliente
bromista es aquel cuya actitud carece de formalidad y enfrenta al vendedor
mediante chistes o frases humorísticos; usa la ironía o la broma para evitar la
compra. Es agradable y sabe que por su simpatía se le puede perdonar muchas
cosas. Si encuentra alguien más hábil para
las bromas le da miedo ser derrotado y entonces si queda atrapado por el
vendedor. Se le debe tratar con el mismo desenfado con que él nos trata. El cliente de tipo hablador simplemente no se calla. Sus palabrerías sirven como un
escudo que lo protege de los argumentos de los vendedores, pero, sobre todo,
tiene necesidad de ser escuchado por alguien. Al momento de conocerlo se le
debe escuchar un rato. El cliente orgulloso hay que alabarlo, pues le
gusta el elogio de la gente, en cualquier aspecto. Es una persona segura de sí
misma que gusta de ver a los demás, en cierto modo, en inferioridad de
condiciones. No suele aceptar los errores, ni que otra persona se muestre
superior a él. Hay que alabarle y usar la argumentación para hacerle ver que él
y nosotros tenemos el mismo punto de vista. El cliente silencioso no habla, solo hasta el final y generalmente es
para decir “no”, al igual que en el caso del cliente afirmativo, no es fácil leer
su mente. Su silencio muestra del recelo a ser convencido o quizá, de
inseguridad. Nunca se le debe abordar abiertamente.
La alternativa
de la categorización de clientes, si bien es económica y nos permite
adentrarnos de manera superficial en algunos rasgos psicológicos.
Mercadotecnia y psicología organizacional
Básicamente existen
dos aspectos en que la mercadotecnia y la psicología organizacional coinciden: a)
la llamada mercadotecnia interna, es decir, la que se refiere a la que la organización
realiza en el interior de sí misma y su principal objetivo son sus integrantes.
B) la forma en que existe una influencia mutua entre acciones de mercadotecnia
y hábitos de consumo de los clientes. Todos los estudios de la mercadotecnia tienen
como propósito crear vínculos entre los productos y los servicios, entre las
marcas, las compañías y los consumidores.
Se presentan las
5 principales fuentes de insatisfacción de los clientes, a las cuales le
llamaron brechas, en el caso de la brecha 5 si un cliente espera que el
servicio que va a recibir sea determinado manera y con ciertos estándares de
calidad, y lo que recibe no corresponde a sus expectativas, entonces surge la insatisfacción.
De la misma forma puede ser analizadas las otras 4 brechas: 1) las expectativas
del cliente, 2) un servicio de calidad, 3) el grado en que tales especificaciones
son cumplidas en el momento de la entrega y 4) características de su servicio.
La manera de
garantizar que un servicio sea de alta calidad consiste en llevar esas 5
brechas a su mínima expresión, tratando
de acercarse en lo posible para cumplir con lo que el cliente espera.